viernes, 30 de enero de 2015

Trabajar con editor

Llevo escribiendo sobre música de forma ininterumpida cada mes durante los últimos nueve años y algunos años más de forma más esporádica. La mayor parte del tiempo he trabajado en pequeñas publicaciones en las que no había editor, pero desde hace ya cinco años he tenido la oportunidad de contar con un editor en Musicópolis y, más recientemente, con otro en Nevermind. Vamos, que los editores me han llegado ya con una edad y un cierto bagaje. 

Sin embargo, reconozco que ha sido -y sigue siendo- un placer poder trabajar con editores que saben de lo que hablan. Profesionales que conocen hasta bandas y géneros a los que no son aficionados, que llevan a rajatabla las más fundamentales normas gramaticales y que tienen una visión global de la publicación. Recientemente he escrito también sobre el tema en este artículo de opinión, pero lo que se me pasó decir es que mi experiencia de trabajo me ha demostrado que un texto siempre tiene más posibilidades de mejorar con las recomendaciones de un buen editor, pero difícilmente lo empeorará.